Telemedicina e industria Farmacéutica de investigación, desarrollo e innovación

Dr. Gustavo Arroyo

Medicina Interna, Farmacología Clínica
Sociedad Uruguay de Telemedicina y
Telesalud Fundación Humanitaria Pro
CASMU

La ley define a la telemedicina como la provisión de servicios de atención sanitaria de parte de los profesionales del sector, utilizando tecnologías de información y comunicación para el intercambio de información válida para el diagnóstico, tratamiento y prevención de enfermedades y lesiones, investigación y evaluación, así como para la educación continua de los proveedores de atención sanitaria, con el interés de mejorar la salud de los individuos y sus comunidades.

Uno de los vocablos que estarán en el anuario 2020/21 será: “Telemedicina”, que hasta hace poco no se la conocía y hoy se la considera un concepto fundamental. Gracias a la telemedicina, entre otros múltiples usos, se pudieron continuar tratamientos, sostener fuentes de trabajo y democratizar el acceso a la salud. 

 

La actual crisis sanitaria por Sars Cov 2 hizo evidente la necesidad de nuevas herramientas y nuevos medios de relacionamiento, acelerando la transformación del ecosistema médico-sanitario.  

 

Hasta la aparición del SARS CoV 2 las industrias más preocupadas por el tema digital eran las del sector financiero, FinTech y tecnológicas. 

 

La industria Farmacéutica no visualizaba la importancia de conectarse con la realidad digital, pues la mayoría de su actividad era físico presencial. Esta industria fue, es y será de Investigación, Desarrollo e innovación (I+D+i) de insumos para seres humanos con el objetivo de prevenir, diagnosticar y tratar patologías médico-quirúrgicas en sujetos.

 

La industria Farmacéutica ayudó a este proceso a través de una colaboración intensa, con la incorporación de las nuevas tecnologías para atender mejor las necesidades de los pacientes y los profesionales sanitarios. Ahora enfrenta el gran reto de mover todo su sistema de contacto presencial físico a la coparticipación con la telemedicina, proceso en verdad complejo, pero único camino para seguir cumpliendo su importante función.

 

La respuesta está en la capacitación y aplicación de habilidades blandas y digitales, utilizando las que ofrecen mayor seguridad, agilidad y flexibilidad.

Antecedentes internacionales

Ya en el año 2016 la Organización Panamericana de la Salud, se refirió a la telemedicina como una solución. Destacó sus beneficios tecnológicos, culturales y sociales al favorecer los accesos a los servicios de atención sanitaria, contribuyendo así a elevar la calidad de vida de las personas.

Antecedentes en Uruguay

En Uruguay el 2 de abril del 2020 se promulgó la Ley Nº 19.869 a través de la cual se establecen los lineamientos generales para la implementación y desarrollo de la telemedicina como prestación de los servicios de salud. Su finalidad es mejorar la eficiencia, calidad e incrementar la cobertura mediante el uso de tecnologías de información y de comunicación.

                                                    


Principios de la telemedicina

La Ley Nº 19.869 establece que los principios que sustentan la telemedicina son:

  1. Universalidad: garantizar un mejor acceso de toda la población a los servicios de salud.
  2. Equidad: al derribar barreras geográficas, acercando la atención a lugares remotos y con escasez de recursos.
  3. Calidad del servicio: al promover una mejora en la calidad de atención integral del paciente, fortaleciendo las capacidades del personal de salud.
  4. Eficiencia: al optimizar recursos asistenciales y mejorar la gestión de la demande reducir las estancias hospitalarias, disminuir actos médicos y desplazamientos de los profesionales.
  5. Descentralizar el Sistema Nacional Integrado de Salud.  
  6. Complementa el vínculo directo con el paciente, pero no lo sustituye.
  7. Confidencialidad: preservar la confidencialidad en la relación médico paciente, garantizar la seguridad en el intercambio de la información entre profesionales y/o centros de atención sanitaria.

Servicios de telemedicina

La ley establece que se consideran servicios de telemedicina todos aquellos reconocidos como tales por el Ministerio de Salud Pública (MSP). Facultar al MSP a dictar protocolos de actuación para cada uno de los servicios.

Prestación de los servicios de telemedicina por parte de los servicios de salud: se establece que los servicios de salud podrán ofrecer a sus usuarios servicios de telemedicina, remitiéndose expresamente a la ley relativa a los derecho y obligaciones de los pacientes y usuarios de los servicios de salud (Ley Nº 18.335 de 15.VIII.08), por lo cual la misma resulta aplicable a los servicios prestados mediante telemedicina.

Se prevé que a tales efectos se deben recabar consentimiento expreso del paciente por cada acto médico (tratamiento, procedimientos o diagnósticos) a realizarse, así como para la trasmisión e intercambio de información personal que se desprenda de la historia clínica. Consentimiento expreso que es revocable en cualquier momento, surtiendo efecto desde la comunicación de esta al servicio de salud, y que en caso de menores de edad o incapaces será prestado por sus representantes legales.

El COVID-19 ha sido el empujón definitivo hacia la telemedicina

En caso de consulta o intercambio de información mediante el uso de telemedicina con profesionales extranjeros, se requiere que estos acrediten ante el servicio de salud que efectúa la consulta estar debidamente registrado y habilitado para ejercer la profesión en su país de residencia.

Se califica a los datos e información transmitida y almacenada mediante el uso de telemedicina como datos sensibles a los efectos de la ley de datos personales (Ley Nº 18.331 art. 4 lit D).

Estado del arte telemedicina e industria Farmacéutica 

La industria Farmacéutica y la salud tienen estratégicamente los mismos pilares axiomáticos de intervención en asistencia, Docencia/capacitación e investigación/D/i:

 

Esquemáticamente podemos explicitar que:

                                        

Podemos decir que cambió el escenario y hay nuevos paradigmas, pero recién empezamos y queda mucho camino por recorrer.                                                   

 

Tres niveles de integración: los productos y servicios, la data y la tecnología.

 

La industria Farmacéutica se transforma en tres aspectos fundamentales: 

  • Tecnologías disruptivas: adopción y creación de plataformas de telemedicina, desarrollo de productos con nuevas plataformas. Pfizer, Moderna, AstraZéneca. 
  • Regulatorio: marcos flexibles con el objetivo de acortar los tiempos de ejecución, reducir costos, lograr más eficiencia sin impactar en los estándares de seguridad, efectividad y calidad. 
  • Impacto social: estrechar la colaboración y financiación público-privada con el ánimo de acelerar la comercialización de medicamentos innovadores en desarrollo.  

Es fundamental que el proceso se desarrolle concomitantemente con el desarrollo de un plan de alfabetización en salud, lo que evitará que se cree una “fractura digital” entre los diferentes actores intervinientes.

 

Hay que aplicar el marco regulatorio, implantar la tecnología necesaria, proceder al cambio organizativo de los sistemas sanitarios, formar adecuadamente al personal y hacer pedagogía con cada uno de los actores involucrados.

 

Necesitamos disponer de los recursos necesarios que permitan el avance de la telemedicina, adquirir las aptitudes necesarias para avanzar en esa dirección y encajar culturalmente la incorporación de estos canales a nuestros modelos relacionales tradicionales.                                                                                                                                                                      

La telemedicina debe ser, y es, mucho más que una llamada telefónica o un intercambio de correo electrónico. Exige una personalización muy ajustada para que los pacientes no tengan que acudir personalmente a la institución de salud en caso de que factores determinantes no se lo permitan.

 

En base a un estudio reciente, el 70% de los actos médicos podrían hacerse a través de telemedicina si se garantizase la atención física en caso necesario, ello exige sistemas eficaces que permitan una detección inmediata de aquellas personas que tengan necesidad de atención física.       

 

En cualquier caso, debe evitarse la despersonalización. Debe tenerse la habilidad para poder interactuar por diversas vías según los casos y las situaciones. El componente humano y relacional es intrínseco a la cultura sanitaria occidental y en particular a la sensibilidad idiosincrática nacional, por lo que un modelo híbrido y equilibrado de relación virtual en los casos que lo ameriten, e interacción personal presencial, será el óptimo tanto para los sujetos, los profesionales sanitarios como para la industria Farmacéutica.

 

La optimización y dominio de la omnicanalidad y tecnologías digitales, con propuestas personalizadas en base a modelos analíticos avanzados y predictivos, son aspectos vitales para aportar el máximo valor.

 

La industria Farmacéutica es sólo una de las piezas del “puzzle” y debe analizar cómo converger de la forma más eficaz, eficiente y efectiva posible en las nuevas necesidades que se presentan. 

 

La telemedicina y la industria Farmacéutica se complementan, sustentan y logran un perfil de eficacia, eficiencia y efectividad superior, cumpliendo los principios fundamentales que las sustentan de Universalidad, Equidad, Calidad, Eficiencia, Descentralización, Complementariedad y Confidencialidad, garantizando la seguridad en el intercambio de la información 

 

Los datos son del paciente y el desafío es cómo poder utilizarlos con la transparencia necesaria y garantizar la privacidad y seguridad de estos. La seguridad de la información es clave. En ella se basa la confianza en el sistema.

 

Los datos son un bien común y el producto también tiene que ser un bien común, porque para desarrollar cualquier nuevo fármaco son necesarios los datos de los pacientes.

 

Establecer un diálogo abierto, constante entre las autoridades regulatorias, los creadores de nuevos insumos médico-quirúrgicos, profesionales médicos y no médicos, financiadores, tomadores de decisión y los usuarios de estas nuevas tecnologías.

 

Con estas iniciativas avanzamos hacia una salud sin papeles, para lo cual es necesario igualar los procesos, incorporar estándares de interoperabilidad y generar las capacidades en la red para trabajar según este nuevo paradigma. 

Avanzamos hacia una salud sin papeles

Con la colaboración de la nueva tecnología telemática, el futuro de la asistencia, la docencia, la capacitación, la investigación, el desarrollo y la innovación de insumos será más amplio, con más actores participando, pero afortunadamente será cada vez más personalizado para el sujeto/paciente, lo que fomentará nuevas formas de trabajo, más ágiles, colaborativas, eficaces, eficientes y efectivas.